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Laura Quijano, abogada, filóloga, escritora, profesora de español por más de 17 años, comparte su conocimiento de la lengua española, sus reflexiones sobre el aprendizaje del español, sus experiencias, ideas, estudios de cultura y más en este blog dedicado a quienes están interesados en la lengua española.

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Tuesday, June 9, 2009

"Don" y "doña": una marca cultural

En la entrada pasada, estuvimos charlando sobre los títulos de tratamiento en el idioma español. Son útiles, frecuentes y se encuentran generalizados en la cultura y lengua españolas. Mencioné algunos usos de señor, señora y señorita, así como de títulos profesionales (doctor, licenciado, etc.) y de los títulos don y doña. Estos últimos merecen una atención especial, pues ocupan una posición particular en la lengua española.

Don proviene del latín dominus, que significa señor y que también originó la palabra dueño. Doña, como es de suponer, proviene de domina (señora), término que también originó dueña. En tiempos de la Edad Media española, tanto don como doña eran fórmulas de tratamiento reservadas para los reyes, sus parientes más cercanos y altos dignatarios de la Iglesia, como arzobispos o cardenales. Infundía respeto, y se usaba con el nombre de pila o con éste y el apellido. Con el paso del tiempo, las reglas estrictas para otorgar el derecho de usar don o doña se hicieron un poco más flexibles, con lo que se extendieron a otros nobles, miembros del cuerpo militar, hidalgos y obispos. Sin embargo, en pleno siglo XVI no se usaba entre la plebe. Por eso Sancho Panza no considera apropiado que Alonso Quijano se atreva a usar un don delante de su nuevo nombre (Don Quijote de la Mancha), aunque se supone que el viejo Quijano era un hidalgo venido a menos.


En esos tiempos, el uso del don y del doña estaba regulado y registrado, pero en América no se observaron reglas tan estrictas y posiblemente se generalizó más rápido que en la península ibérica, aunque no se pudiera "demostrar" la nobleza o hidalguía de quien lo usaba. Incluso se le asignaba a indígenas americanos que hubieran ostentado altos cargos (príncipes, sacerdotes, etc.) y que los hacía presentarse como equivalentes a nobles. Vemos pues que el uso de don y doña no se extendió a la plebe hasta el siglo XX.

Hoy en día el uso de don y doña es generalizado en todo el mundo hispanohablante con diferentes grados de frecuencia y matices. En general, la regla sigue siendo la misma: delante del nombre de pila o de éste y el apellido, como por ejemplo don Juan o don Juan Quirós, doña Cecilia o doña Cecilia Martínez (no se usa nunca solo con el apellido: don Quirós o doña Martínez son imposibles). Usadas de esta forma, ambas formas de tratamiento transmiten respeto. Suele utilizarse con personas mayores o con superiores jerárquicos. En algunos países, como España, se reserva sólo para situaciones muy formales, mientras que en varios países de América Latina su uso sigue siendo muy extendido aunque las situaciones no sean muy formales. Se emplea también con cierta familiaridad con clientes a los que se conoce bien o con personas mayores que pertenecen a nuestra familia.

El uso de don y doña en solitario se le supone similar al señor o señora, pero creo que aquí intervienen varios factores culturales en juego. Decir ¿en qué le puedo servir, don? puede ser interpretado de forma diferente si estás en México a si estás en Costa Rica, por ejemplo. En México se ve como un simple sustituto de señor, pero en Costa Rica es un signo de exceso de confianza y por tanto, irrespetuoso, o también como propio de personas de baja educación. En este último país, por tanto, sería mejor usar el don sólo con el nombre o, si no se le conoce, sustituirlo por señor. La regla se aplica de igual forma a la versión femenina doña- señora. En algunos países, incluso, don y doña han experimentado la aplicación del diminutivo: doncito- doñita. En este caso, nunca se usa con el nombre de la persona. Debemos entonces aplicar las reglas propias del país o región donde nos hallemos: en México, volviendo a nuestro ejemplo, si usamos doncito o doñita se interpreta como familiaridad cariñosa, en Costa Rica como familiaridad irrespetuosa o propio de personas sin educación. Por tanto, mi recomendación es usar el don o el doña siempre con el nombre, pero si no se conoce, utilizar el formal señor/señora.

Ahora bien, usar don o doña como un sustantivo, con un artículo o un demostrativo delante, es interpretado como tratamiento despreciativo en cualquier lugar: ese don, esta doña, el doncito me dijo, la doñita no llegó, etc.

Otro uso interesante de don o doña es a nivel comercial o en ciertas expresiones idiomáticas. Don o doña tienen una connotación de grande o formal. A veces, para dar a entender que nuestro negocio es el mejor de su clase o contiene todo lo que el cliente necesita, le ponemos como nombre "Don...": por ejemplo, "Don Tornillo", "Don Balón", etc. De la misma forma, si decimos que alguien es un Don Nadie, enfatizamos lo insignificante que es con la fórmula "don". En fábulas o cuentos infantiles, muchos personajes animales que hablan y se relacionan como si fueran vecinos humanos, son llamados don o doña para humanizarlos y a la vez civilizarlos. Así tenemos cuentos sobre Don Conejo o Don Coyote, no sobre un conejo y un coyote, sobre doña Urraca o don Tigre, no de una urraca y un tigre. El efecto es inmediato: familiaridad y identificación instántaneas. :)

3 comments:

Anonymous said...

Me parecio muy buena la explicación, felicitaciones.

Anonymous said...

The explanation about the etiology/origin of the word "dona" is very good. The problem that I see with the use of the word, especially in noways, is that some people use the word as a symbol of respect while others use the word to sent the message "I am young or younger and you are old" even when the age difference is a few years. I honestly believe that the word in many instances, is used with a double meaning to make other people feel old and irrelevant, and don't have anything to do with respect. The use of the word "dona" is nothing but a masquerade, especially when women between the ages of 35 and 45 refer to women that are between the ages of 50 and 60 year old as "Dona". This has more to do with ego, and their insecurities than the respect that they're trying to project.

Laura Q. said...

Thank you for your comments. That is right in many cases when "doña" is used without the name, but no when the "doña" is used with the name, no matter where are you. Particular cases when people want to treat other people in bad ways are always posible. However, if you are a woman and someone who is native Spanish speaker treat you as "doña", be aware that it can be just a custom.