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Laura Quijano, abogada, filóloga, escritora, profesora de español por más de 17 años, comparte su conocimiento de la lengua española, sus reflexiones sobre el aprendizaje del español, sus experiencias, ideas, estudios de cultura y más en este blog dedicado a quienes están interesados en la lengua española.

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Wednesday, May 27, 2009

Títulos de tratamiento

En nuestra vida diaria acostumbrarnos a seguir ciertas reglas de cortesía que son similares en diferentes culturas y países. Una de ellas es la costumbre de dar "títulos de tratamiento" a las personas, los cuales no tienen nada que ver con sus nombres. Por ejemplo, en inglés existen "mister" o Mr., "mistress", Mrs., Miss. En francés encontramos "monsieur", "madame", mademoiselle", etc. En alemán tenemos Herr, Frau, Fräulein, etc. En italiano ncontramos "signore", "signora", "signorina", etc. Y podríamos continuar con una larga lista de títulos en muchos otros idiomas. El español, como es natural, también los tiene: señor, señora, señorita, don, doña. A estos títulos de tratamiento hay que añadir los que corresponden a la academia o a la práctica profesional: doctor o Dr., licenciado o Lic., ingeniero o Ing., etc. Normalmente no representan un problema para el estudiante de español, aunque algunas veces se presentan situaciones extrañas o confusas en el uso de estas palabras.

En general, señor, señora o señorita pueden usarse solos o junto al nombre de la persona. Es un tratamiento respetuoso y cortés, formal, que se utiliza con personas que no conocemos o en eventos solemnes. También se trata de señor o señora a una autoridad (el jefe, un policía) o a un cliente en una tienda o centro de servicios (Buenos días, señor, ¿en qué le puedo ayudar?). Decir "¿cómo está, señora?" es tan apropiado como decir "¿cómo está, señora Rodríguez?" (si conoce el apellido de la persona). No es usual colocar el nombre de pila junto a esta forma de tratamiento sin el apellido, por ejemplo, "señora Juana". Se prefiere usar el nombre con el apellido, o solo: señora Juana Campos, o simplemente, señora. El uso de señorita ha decaído en los últimos años. Este tratamiento se reservaba a las mujeres solteras, que normalmente eran jóvenes. Hoy en día, sin embargo, suele reservarse a mujeres jóvenes en general, en situaciones muy formales, pero si su aspecto no es juvenil se prefiere señora, sin importar su estado civil -a menos que la persona indique lo contrario-. En una situación informal, el título señorita desaparece por completo. En algunos países, por ejemplo, para dirigirse a la dependienta de una tienda o a una mesera con aspecto juvenil, se le llama joven en vez de señorita. Sin embargo, si en esos casos el estudiante de español usa "señorita", es perfectamente apropiado y no tendrá ningún problema.


Los términos don y doña son especiales. De vieja data, pues existen desde épocas medievales, hoy son moneda corriente en el lenguaje coloquial castellano. Hace mucho tiempo eran correspondientes a títulos nobiliarios. Luego se transformaron en fórmulas de profundo respeto. Hoy en día, sin embargo, son títulos más familiares, que se usan con personas mayores que nosotros (nunca a personas menores que nosotros) o en posición de autoridad, pero con quienes tenemos una situación de cercanía. También se usa con clientes o pacientes con quienes se mantiene una relación cercana, aunque sean menores que nosotros. Desde este punto de vista, son menos formales que señor o señora. Se usan normalmente con el nombre de pila, como por ejemplo don Rodrigo, don Carlos, doña Patricia, doña Marta. En situaciones mucho más formales, pueden usarse con el nombre y el apellido: Don Rodrigo González, doña Marta Sánchez. En estos casos son el equivalente a señor y a señora. Nunca se usan con el apellido directamente: Don González no es posible. Finalmente, no se deben usar solos (Oiga, don, ¿qué hora es?), pues pierden su sentido formal y hasta pueden ser tenidos como irrespetuosos en algunos casos.

En general, don y doña son preferidos por los hispanoparlantes frente a señor y señora: Si puedes decir don Roberto en vez de señor Martínez, dirás don Roberto. Es una tendencia cultural.

En el caso de doctor, licenciado, o ingeniero, son títulos académicos o profesionales que suelen usarse en situaciones relacionadas con la actividad profesional o en situaciones de mucha formalidad. Incluso en algunos países, el término doctor se usa como señor, aunque la persona no sea un médico o no tenga el título académico propiamente dicho. Es importante no olvidar mantener el género: a las mujeres se les dirá doctora, licenciada o ingeniera.

Finalmente, cuando vamos a pronunciar un discurso y nos dirigimos a un público amplio, diremos: "Damas y caballeros, (o bien, señoras y señores) este artículo ha llegado a su fin. Gracias."

En artículos futuros, comentaremos otros aspectos interesantes de estos títulos de tratamiento.

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