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Laura Quijano, abogada, filóloga, escritora, profesora de español por más de 17 años, comparte su conocimiento de la lengua española, sus reflexiones sobre el aprendizaje del español, sus experiencias, ideas, estudios de cultura y más en este blog dedicado a quienes están interesados en la lengua española.

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Wednesday, March 11, 2009

Cuando escribas, no traduzcas

Supongamos que estás dispuesto a escribir un texto en español. Posiblemente vas a narrar tus recientes experiencias en un país extranjero. O quieres hacer un breve recuento de tu vida. O realizas una revisión de un libro que leíste, de un artículo que compraste, de una película que viste. Tal vez es parte de una discusión en política o en asuntos sociales. En fin, el panorama de posibilidades es amplio. En todos los casos, la tentación para el estudiante adulto de una lengua extranjera -como el español- es la de intentar escribir primero el texto en su lengua materna y luego traducirlo cuidadosamente al español.

No es, sin embargo, recomendable.

Traducir es un acto espontáneo en todos nosotros cuando estudiamos una lengua extranjera. Es natural. Todos poseemos una lengua materna y comprendemos el mundo a través de ella. Es lógico que deseemos saber qué estamos diciendo o qué estamos escuchando cuando tenemos que entrar al mundo de otra lengua. Y muchos de nosotros aprendimos lenguas extranjeras a través de la traducción. Es una herramienta muy común que tenemos para aprender rápidamente vocabulario y estructuras nuevas. Sin embargo, como todas las herramientas, debe ser usada con prudencia y con moderación, para que no se convierta en un obstáculo.

Existen dos razones importantes para escribir directamente en español, sin traducir de la lengua materna. La primera es que aprender una lengua extranjera es introducirse en una cultura distinta a la nuestra. Cada lengua tiene sus propias reglas y sus propia lógica. Si aprendemos a escribir directamente en español, desde el principio, aprenderemos también el hábito de pensar en español, y por tanto, asimilaremos más rápido y de mejor manera esta nueva lengua. La segunda razón es que traducir textos no es tarea fácil. Requiere de muchos conocimientos en ambas lenguas si no queremos enredarnos en un gran lío.

En un momento clave de nuestro estudio, aprendemos a entender los contextos, a no depender de los diccionarios y comprender los textos sin necesidad de traducir palabra por palabra. Al mismo tiempo, sentimos más confianza en nuestra producción oral. Comenzamos a construir oraciones y entablar diálogos con mayor seguridad. Este momento puede ocurrir más temprano o más tarde, dependiendo del estudiante, del método de aprendizaje y de otros factores del ambiente. Si ocurre con nuestra capacidad para hablar, también ocurrirá con nuestra capacidad para escribir. Así, de la misma manera en que no decimos cada frase en nuestra lengua materna y luego la traducimos al español, tampoco necesitamos escribir un texto en nuestra lengua materna para luego traducirlo al español. Directamente, escribiremos en español.

¿Que puedes cometer errores? No te asustes por eso. Los errores nos permiten aprender y mejorar, tanto cuando hablamos como cuando escribimos. Así que, adelante. Escribe sin traducir. ¡Lo disfrutarás!

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