La lengua es parte integral de una cultura y eso lo sabemos bien. El español no es sólo un conjunto de palabras y reglas gramaticales, sino también es la expresión de las vivencias y creencias de los pueblos que lo hablan y lo desarrollan, por lo que es habitual encontrar en él esos rasgos de la cultura que lo sostiene. Uno de esos rasgos es la religión. España fue uno de los principales fuertes de la Iglesia Católica y cuando conquistó y colonizó las Américas, llevó consigo su lengua y su religión. El resultado es que la religión preponderante en la sociedad y en el habla de los latinoamericanos de habla hispana es la religión católica, con todas sus características. Hoy en día, aún cuando un hispanohablante ya no sea católico (aunque la mayoría todavía lo es), usa expresiones y giros lingüísticos originados en la religión católica, sus ritos y sus costumbres.
Comencemos con la palabra Dios. Está presente en muchas expresiones cotidianas del español. Desde un simple "¡Dios mío!" -expresión de sorpresa, desconcierto o temor- hasta elaboraciones más complejas que dependen de la imaginación del hablante: "¡Santo Dios!", "¡Dios Todopoderoso!", "¡El Santísimo me ampare!", "¡Señor de los cielos!", etc., las cuales también reflejan emociones fuertes relacionadas con el temor, la sorpresa y el desconcierto. Santo, o su versión superlativa santísimo, es un calificativo que se usa en el Dios católico por garantizado. No hay nadie más Santo que Él. -Y noten que en la escritura, todo adjetivo o pronombre relacionado con Dios se escribe con mayúscula inicial-. Decir "el Santísimo" es referirse a Dios sin usar la palabra "Dios" propiamente dicha. Los más religiosos o creyentes suelen usar este tipo de expresiones sustitutas ("el Señor", "el Santísimo", etc.), mientras que todos -creyentes o no- pueden usar expresiones simples con la palabra Dios en algún momento cualquiera. Además de la expresión "¡Dios mío!", muy común para el temor o la sorpresa, es de uso generalizado la expresión "¡Por Dios!", para expresar irritación o indignación, y "¡Por amor de Dios!" para expresar súplica o ruego.
En la tradición católica, Dios no es uno solo, sino una trinidad de tres personas (la Santísima Trinidad): el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Cuando los católicos se sienten atemorizados o desean expresar una oración rápida para sentirse protegidos, suelen persignarse, o sea, dibujar una cruz imaginaria desde la frente, pasando por el pecho y culminando en ambos hombros, mientras murmuran o recitan "Por el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, amén". Este tipo de oración pequeña se usa en la misa, celebración regular de los creyentes católicos realizada en las iglesias o templos con presencia del sacerdote (el padre, el cura), o también fuera de la misa en ocasiones de sorpresa, desconcierto o temor. Persignarse sólo lo hacen los creyentes -los no creyentes nunca lo practican- y es muy característico de la cultura hispana católica. La creencia en la Santísima Trinidad lleva también al uso de múltiples expresiones varias: "¡La Santísima Trinidad!", "¡Las Tres Divinas Personas!", etc., expresiones que suelen manifestar sorpresa o temor también.
La tradición católica involucra un especial respeto por santos o santas, personas que en su vida realizaron algún tipo de acción extraordinaria ligada a una profunda creencia en la religión católica y que fueron declarados así por las máximas autoridades de la Iglesia (por ejemplo, el Papa, máximo jefe de la Iglesia). Esta acción extraordinaria puede ser considerado un milagro, o no, pero normalmente los santos son vistos como modelos supremos de conducta (religiosa). Ahora bien, hay muchos santos en el cuadro general de cientos de años de tradición, por lo que muchas personas manifiestan preferencia por unos sobre otros y suelen referirse a ellos en ocasiones importantes (también cuando quieren expresar sorpresa o temor). Dentro de esta tradición, debemos recordar la importancia grande que posee la Virgen María, es decir, la Madre de Dios, la mujer (santa, obviamente) que sin mantener relación alguna con ningún hombre trajo al mundo a Jesús, el Hijo de Dios, uno de los milagros extraordinarios de las creencias católicas. Por tanto, escuchar "Santísima Madre de Dios" o "¡Virgencita!", y otras expresiones similares, es muy, muy común. Los ángeles, por su parte, suelen también tener su presencia en expresiones calificativas: por ejemplo, los niños pequeños son "angelitos", una persona con un rostro bonito e inocente tiene una "cara de ángel" y una persona que ha perdido su inocencia habrá sido "desangelada".
Esta semana en la que nos hallamos es uno de los momentos del año más importantes para los católicos de todo el mundo. Se conmemora la muerte y resurrección de Jesucristo (llamado también el Salvador) en una serie de actos solemnes en iglesias, templos, plazas y calles y se cumplen con algunas tradiciones ligadas a ello. Una tradición es el ayuno -no comer ciertos alimentos durante estos días, principalmente carne roja o de cerdo, beber alcohol, etc.- y otra tradición es preparar cietos alimentos especiales para esos días, los cuales varían de país a país. El domingo que abre la semana se considera el Domingo de Ramos, pues evoca la entrada de Jesucristo a Jerusalén; el Jueves Santo conmemora la última cena y el Viernes Santo la crucifixión. El Domingo, cuando Jesucristo resucita, será el Domingo de Resurrección (o Pascua de Resurrección). La semana completa es llamada Semana Santa o Semana Mayor, pero no simplemente Pascua como en los países angloparlantes, pues esta palabra es usada también para la Navidad y puede generar confusión. Durante estos días, en los países hispanos se realizan misas especiales y procesiones, las cuales son desfiles con personas vestidas como romanos o judíos del siglo I, y con gente actuando pasajes de la Biblia relacionadas con la muerte y resurrección de Jesucristo, música y rezos.
Finalmente, y no podemos dejar de mencionarlo, así como Dios, ángeles y santos tienen su presencia en el idioma español, también la tiene el diablo. Por un lado, tenemos al ser maligno y cruel enemigo de Dios en alusiones a Satanás, el Maligno y otras similares, pero por el otro, y quizá de forma más interesante, tenemos al diablo en expresiones cotidianas tan simples como: "Juan es un pobre diablo" (es decir, un ser insignificante y triste), "¡Iba corriendo como alma que lleva el diablo!" (es decir, realmente muy rápido), "Este lugar huele a diablos" (es decir, realmente muy mal), "¿Qué diablos pasa aquí?" (expresión sin uso preciso, sólo enfatiza el enojo de quien realiza la pregunta), "Y llegó hasta donde el diablo perdió la chaqueta" (o puede ser la chamarra, o el poncho, o el abrigo que se prefiera según el país o la región. El significado es simple: un lugar muy, muy lejano). Los niños son llamados "angelitos", pero también "diablillos", cuando son muy traviesos o "diablos" cuando son traviesos y astutos. En los refranes también está presente: "Más vale el diablo por viejo que por diablo" (es decir: la sabiduría es traída por los años, no por la malicia) y "Cuando el diablo se hace viejo, se mete a fraile" (Es decir, ningún anciano es malo: al llegar a la vejez, de pronto se conduce como santo. Un fraile es un monje franciscano).
Allí tienen. La gama de expresiones originadas en la religión es inmensa, por supuesto. Si tienen ocasión de registrar los giros propios de un país o de una zona, es aún mejor. Enriquece la comprensión del idioma.
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Our Blogger:
Laura Quijano, abogada, filóloga, escritora, profesora de español por más de 17 años, comparte su conocimiento de la lengua española, sus reflexiones sobre el aprendizaje del español, sus experiencias, ideas, estudios de cultura y más en este blog dedicado a quienes están interesados en la lengua española.
Bienvenidos al Blog.
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Tuesday, March 30, 2010
Sunday, February 14, 2010
Sobre "amor" y otras palabras...
Un nuevo Día de San Valentín llegó y se va tan rápido como llega. Aunque puede ser considerada una fecha comercial, en la realidad muchas parejas y amigos celebran este día y para ellos extiendo mis mejores deseos. San Valentín es parte de la larga lista de santos católicos y cristianos que poseen su propia festividad, pero este santo en particular ha generado una fiesta no religiosa y que toca un rincón poderoso del corazón humano, cual es el amor.
En el mundo hispanohablante, amor y amistad son palabras bellas. Amistad se refiere a un cariño no sexual existente entre dos o más personas. En la vida diaria, un amigo o amiga puede mantener relaciones cordiales, o puede mantener relaciones fraternales con nosotros. Y normalmente, decir "Juan es mi amigo" o "Tengo amigos en la escuela" no significa más que eso. Sin embargo, como todas las palabras, muchas veces el "amigo" puede derivar en situaciones ambiguas, dependiendo del contexto. Por ejemplo, si en vez de amigos, Juan tiene amigotes, nos referimos a compañeros de fiesta, gente que acompaña a Juan a tomar alcohol y a tener una vida bohemia, no son realmente "amigos" en el sentido más profundo de la palabra. Si, por ejemplo, decimos que Juan tiene algunas "amigas" o "amiguitas", puede quedar implícito que son amantes casuales y no realmente amigas. Muchas veces para aclarar este último sentido se añade explicaciones: "amigas complacientes", "amigas con derechos", "amigas con ventaja", etc., son todas frases que designan en realidad a amantes casuales -no formales- y no a verdaderas amigas. Sólo el contexto puede indicar si se trata de un concepto o de otro. Igual aplica a amigos hombres, claro está. Por otro lado, en el otro extremo, si conocemos a alguien pero sólo de manera superficial, no decimos que es amigo nuestro, sino sólo un conocido.
En el caso del amor, lo tenemos de muchos tipos. El amor filial es aquel del hijo hacia el padre, el amor paternal o maternal del padre o la madre, el amor fraternal el que existe entre hermanos y el amor pasional el que comparte una pareja. El Día de San Valentín suele referirse principalmente a este último y por tal motivo es el que reina en las tarjetas y en el tipo de regalos sugeridos para este día.
Enamorarse es una palabra frecuente del idioma español. Sueles enamorarte de una persona (aunque puedes a veces enamorarte de un vestido, de un lugar, de un concepto, etc). Enamorarse es sentir un profundo sentimiento de afecto y deseo por alguien: es cuando te vuelves distraído, cuando sonríes como un tonto, cuando todo es maravilloso. Estar enamorado es encontrarse en esa situación. Decirle a alguien. "estoy enamorado de ti" es por tanto una declaración fuerte, pues el sentimiento que la acompaña es potente. Es de carácter pasional/sexual, por tanto, no se emplea con amigos, con familiares o con colegas.
Existen situaciones sentimentales más livianas que enamorarse y también más profundas. Una declaración más liviana sería "me gustas". Gustar implica una fuerte atracción, física y personal, que no llega aún al estadio de "estupidez" temporal que implica enamorarse. Muchos novios comienzan por gustarse. Es posible que después se enamoren, o es posible que no, pero sin duda primero se gustan. Nótese que el verbo gustar se usa como complacer: yo gusto a alguien siempre será que yo despierto interés o atracción en alguien. Para decir que alguien despierta atracción en mí diré: "esa persona me gusta".
Cuando dos personas se gustan, aún cuando no se han enamorado, suelen "salir". El término "salir" se refiere normalmente a que van a restaurantes, o al cine, o a bailar, juntos y como pareja. Es una situación de prueba, donde ambos apenas se conocen como pareja y cuando deciden si permanecerán más tiempo como tal o si preferirán no estar más juntos. Cuando dicha pareja decide que seguirá siendo pareja, aún cuando no frecuente los lugares de reunión social, cuando ambos han decidido hacerse declaraciones como "me gustas" o "estoy enamorado de ti", entonces se les ve como novios. Estos novios son más formales que la pareja que "está saliendo", pero aún no son los novios que acuden a casarse. Cuando una pareja de novios ha decidido comprometerse para casarse, pueden hablar del otro como "mi prometido" o "mi prometida" (siempre pueden decir "mi novio/a"), pero cuando se presentan en la iglesia o en la oficina del notario, serán "los novios".
Una situación sentimental más profunda que enamorarse es el amor propiamente dicho. Suele decirse "te amo" o " te quiero". Dicha declaración implica un alto grado de compromiso y suele ocurrir después de que el estado de "estupidez" causado por el enamoramiento ha pasado y ahora queda un sentimiento que combina pasión sexual, ternura y cariño, y confianza y respeto. Es el amor un cúmulo de sentimientos muy complejo, pero todo aquel que lo escucha lo comprende perfectamente. El "te quiero", muy frecuente en las canciones de amor y en los poemas, es sinónimo de "te amo", pero si se le añade un "mucho", por alguna razón, se debilita. Si alguien te dice "te quiero mucho", puede significar que te ve como un gran amigo y no necesariamente como un amor. De hecho, suele ser una declaración habitual entre amigos cercanos y entre familiares. Atención, pues, a eso.
Finalmente, los corazones, los lazos, las rosas, los chocolates, y otros tantos regalos tradicionales del Día de San Valentín estarán bien para esta fecha. Son universales. :)
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En el mundo hispanohablante, amor y amistad son palabras bellas. Amistad se refiere a un cariño no sexual existente entre dos o más personas. En la vida diaria, un amigo o amiga puede mantener relaciones cordiales, o puede mantener relaciones fraternales con nosotros. Y normalmente, decir "Juan es mi amigo" o "Tengo amigos en la escuela" no significa más que eso. Sin embargo, como todas las palabras, muchas veces el "amigo" puede derivar en situaciones ambiguas, dependiendo del contexto. Por ejemplo, si en vez de amigos, Juan tiene amigotes, nos referimos a compañeros de fiesta, gente que acompaña a Juan a tomar alcohol y a tener una vida bohemia, no son realmente "amigos" en el sentido más profundo de la palabra. Si, por ejemplo, decimos que Juan tiene algunas "amigas" o "amiguitas", puede quedar implícito que son amantes casuales y no realmente amigas. Muchas veces para aclarar este último sentido se añade explicaciones: "amigas complacientes", "amigas con derechos", "amigas con ventaja", etc., son todas frases que designan en realidad a amantes casuales -no formales- y no a verdaderas amigas. Sólo el contexto puede indicar si se trata de un concepto o de otro. Igual aplica a amigos hombres, claro está. Por otro lado, en el otro extremo, si conocemos a alguien pero sólo de manera superficial, no decimos que es amigo nuestro, sino sólo un conocido.
En el caso del amor, lo tenemos de muchos tipos. El amor filial es aquel del hijo hacia el padre, el amor paternal o maternal del padre o la madre, el amor fraternal el que existe entre hermanos y el amor pasional el que comparte una pareja. El Día de San Valentín suele referirse principalmente a este último y por tal motivo es el que reina en las tarjetas y en el tipo de regalos sugeridos para este día.
Enamorarse es una palabra frecuente del idioma español. Sueles enamorarte de una persona (aunque puedes a veces enamorarte de un vestido, de un lugar, de un concepto, etc). Enamorarse es sentir un profundo sentimiento de afecto y deseo por alguien: es cuando te vuelves distraído, cuando sonríes como un tonto, cuando todo es maravilloso. Estar enamorado es encontrarse en esa situación. Decirle a alguien. "estoy enamorado de ti" es por tanto una declaración fuerte, pues el sentimiento que la acompaña es potente. Es de carácter pasional/sexual, por tanto, no se emplea con amigos, con familiares o con colegas.
Existen situaciones sentimentales más livianas que enamorarse y también más profundas. Una declaración más liviana sería "me gustas". Gustar implica una fuerte atracción, física y personal, que no llega aún al estadio de "estupidez" temporal que implica enamorarse. Muchos novios comienzan por gustarse. Es posible que después se enamoren, o es posible que no, pero sin duda primero se gustan. Nótese que el verbo gustar se usa como complacer: yo gusto a alguien siempre será que yo despierto interés o atracción en alguien. Para decir que alguien despierta atracción en mí diré: "esa persona me gusta".
Cuando dos personas se gustan, aún cuando no se han enamorado, suelen "salir". El término "salir" se refiere normalmente a que van a restaurantes, o al cine, o a bailar, juntos y como pareja. Es una situación de prueba, donde ambos apenas se conocen como pareja y cuando deciden si permanecerán más tiempo como tal o si preferirán no estar más juntos. Cuando dicha pareja decide que seguirá siendo pareja, aún cuando no frecuente los lugares de reunión social, cuando ambos han decidido hacerse declaraciones como "me gustas" o "estoy enamorado de ti", entonces se les ve como novios. Estos novios son más formales que la pareja que "está saliendo", pero aún no son los novios que acuden a casarse. Cuando una pareja de novios ha decidido comprometerse para casarse, pueden hablar del otro como "mi prometido" o "mi prometida" (siempre pueden decir "mi novio/a"), pero cuando se presentan en la iglesia o en la oficina del notario, serán "los novios".
Una situación sentimental más profunda que enamorarse es el amor propiamente dicho. Suele decirse "te amo" o " te quiero". Dicha declaración implica un alto grado de compromiso y suele ocurrir después de que el estado de "estupidez" causado por el enamoramiento ha pasado y ahora queda un sentimiento que combina pasión sexual, ternura y cariño, y confianza y respeto. Es el amor un cúmulo de sentimientos muy complejo, pero todo aquel que lo escucha lo comprende perfectamente. El "te quiero", muy frecuente en las canciones de amor y en los poemas, es sinónimo de "te amo", pero si se le añade un "mucho", por alguna razón, se debilita. Si alguien te dice "te quiero mucho", puede significar que te ve como un gran amigo y no necesariamente como un amor. De hecho, suele ser una declaración habitual entre amigos cercanos y entre familiares. Atención, pues, a eso.
Finalmente, los corazones, los lazos, las rosas, los chocolates, y otros tantos regalos tradicionales del Día de San Valentín estarán bien para esta fecha. Son universales. :)
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Sunday, November 29, 2009
Época de fiestas
Creo que éste es uno de los momentos más ocupados del año para la mayoría de las personas en todo el mundo, porque nos acercamos al periodo de fiestas de diciembre, que en algunos países comienzan en noviembre, y porque el calendario oficial concluirá un año e inaugurará uno nuevo. Cada país y cada región del mundo tiene celebridades distintas para marcar el cambio de año o el cambio de estación o incluso una fecha religiosa, pero podemos estar de acuerdo en que la Navidad constituye uno de las fiestas más extendidas a nivel global, gracias al comercio y también a la interacción cultural.
La Navidad es en los países hispanohablantes un fenómeno mayoritariamente comercial y religioso. Es interesante observar cómo se han combinado los símbolos y tradiciones de otras regiones culturales con aquéllos propios de las costumbres hispanas y católicas, lo que convierte esta fecha en un fenómeno muy agitado y muy interesante. En la cultura hispana, la Navidad propiamente dicha se celebra el 25 de diciembre, fecha en que la tradición cristiana mayoritaria situó el nacimiento de Jesuscristo. Navidad significa precisamente "nacimiento" y es obvio que resulta un término religioso muy específico. Ahora bien, como las fiestas se han prolongado, se han convertido también en una época además de ser un día, la Navidad también se refiere al ambiente festivo que se respira en el mes de diciembre y que prepara la celebración para el día señalado. Así que decir "estamos en Navidad" aunque no sea aún 25 de diciembre, resulta no sólo correcto sino habitual.
En muchos países hispanos se acostumbra celebrar la Navidad con cenas y fiestas familiares. Una de las cenas más importantes es aquélla que transcurre la víspera del 25 de diciembre. Esa noche es común que las familias se reúnan para comer y compartir regalos y en algunos países para acudir al servicio religioso del templo católico de su comunidad. La víspera de Navidad recibe un nombre específico también: se llama Nochebuena, cuyo significado creo es evidente. El servicio religioso acostumbrado en las iglesias católicas a la medianoche se denomina Misa de Gallo o simplemente misa de medianoche y puede ser muy concurrido. En algunos lugares también hay una misa al amanecer del 25 de diciembre y es costumbre del Papa enviar un mensaje al mediodía, denominado Urbi et Orbi (para la ciudad -entiéndase Roma- y el Mundo), antes o después de oficiar una misa.
Relacionado con la fiesta navideña tenemos algunas costumbres varias. Los villancicos o canciones navideñas suelen cantarse en las iglesias, o en los hogares durante estas fiestas. Naturalmente, ahora contamos con colecciones de villancicos cantados por cantantes profesionales y disponibles en cualquier tienda, pero también es posible que en las familias algunos deseen cantarlos por sí mismos. Hay villancicos de dos variedades: unos son propios de la tradición religiosa católica (hablan del Niño, de la Virgen, de los pastores, etc.) y los otros son traducciones de cancioncillas alegres provenientes de la tradición anglosajona (hablan de Santa Claus, los renos, los muñecos de nieve, los cascabeles, etc.). Ambos tipos son ampliamente aceptados en nuestras celebraciones actuales en general, excepto quizá en el culto.
Otras costumbres muy propias de la cultura hispana y católica es la confección de los portales o nacimientos y la práctica de las posadas. Un portal o nacimiento es una representación con figuras de cerámica o (en nuestros tiempos) de plástico del momento del nacimiento de Jesucristo. Se coloca una casita que evoca el establo, con figuras de animales, ángeles y pastores, rodeando la Sagrada Familia, es decir, a José, María y Jesús recién nacido. Siendo muy común en años anteriores, hoy en día ha cedido su lugar al árbol de Navidad (el clásico pino o ciprés adornado con luces y esferas de colores), las botas decoradas y las figuras de Santa Claus (también llamado Papá Noel y San Nicolás) y duendecillos vestidos con los colores navideños (verde, rojo y dorado). En muchos hogares ambas tradiciones se combinan sin reparos: al lado del portal puedes encontrar el árbol de navidad, y junto a un Santa Claus puede estar un ángel o la figura de un pastor.
Las posadas es una tradición, muy particular en México y en algunas regiones de Centroamérica, donde los miembros de un barrio o comunidad se organizan para transportar la figura de María de casa en casa. Rememora los momentos en que José con su esposa embarazada llega a Belén y solicita posada para ellos, pues ella está a punto de parir. En la historia bíblica, José no encuentra refugio en el pueblo y debe conformarse con un pesebre, pero en la tradición actual, el tránsito se acompaña con canciones y el "posadero" o dueño de casa siempre termina por abrir la puerta a los viajeros. Normalmente cada noche se acompaña también con comida y bebida y es literalmente una fiesta.
La tradición de los regalos también está muy arraigada para estas fiestas. Dar y recibir regalos en esta temporada es muy natural y muy esperable, y se acostumbra entre amigos, colegas y familiares. Con los niños, las costumbres cambian de país a país. En gran parte del mundo hispano, los niños reciben sus regalos el 6 de enero, por ser la fiesta de la Epifanía o Reyes Magos, quienes según la tradición le llevaron regalos al Niño Dios después de su nacimiento. Sin embargo, en algunos pocos países hispanos (por ejemplo, Colombia, Costa Rica, Nicaragua, Venezuela), los niños reciben los regalos el propio 25 de diciembre, influidos por la costumbre anglosajona, y quien los entrega puede ser o bien Santa Claus o bien el propio Niño Dios (según el grado de influencia que el primero haya ejercido en contra de la tradición del segundo).
Otras celebraciones practicadas en estas fechas están más unidas al calendario religioso o particular de cada país y es agradable aprender a descubrirlas y a disfrutarlas, como por ejemplo la conmemoración de los Santos Inocentes (28 de diciembre), que es una celebración religiosa seria (por recordar a los niños que murieron por causa del legendario Rey Herodes) convertida en oportunidad para bromas (pues el objetivo es hacer que alguien crea alguna historia ridícula y sea burlado como un inocente), o el simple festejo del cambio de año, en las Fiestas de Año Nuevo (31 de diciembre), durante las cuales la gente se acompaña de amigos y familiares para esperar el cambio de año.
En general, la alegría, la convivencia familiar y el disfrute o deseo de la paz son símbolos navideños también en el mundo hispano y participar de sus fiestas es una oportunidad especial para conocer y vivir esta cultura. Disfrútenla. ¡Feliz Navidad! (en algunos lugares: ¡Felices Pascuas!).
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La Navidad es en los países hispanohablantes un fenómeno mayoritariamente comercial y religioso. Es interesante observar cómo se han combinado los símbolos y tradiciones de otras regiones culturales con aquéllos propios de las costumbres hispanas y católicas, lo que convierte esta fecha en un fenómeno muy agitado y muy interesante. En la cultura hispana, la Navidad propiamente dicha se celebra el 25 de diciembre, fecha en que la tradición cristiana mayoritaria situó el nacimiento de Jesuscristo. Navidad significa precisamente "nacimiento" y es obvio que resulta un término religioso muy específico. Ahora bien, como las fiestas se han prolongado, se han convertido también en una época además de ser un día, la Navidad también se refiere al ambiente festivo que se respira en el mes de diciembre y que prepara la celebración para el día señalado. Así que decir "estamos en Navidad" aunque no sea aún 25 de diciembre, resulta no sólo correcto sino habitual.
En muchos países hispanos se acostumbra celebrar la Navidad con cenas y fiestas familiares. Una de las cenas más importantes es aquélla que transcurre la víspera del 25 de diciembre. Esa noche es común que las familias se reúnan para comer y compartir regalos y en algunos países para acudir al servicio religioso del templo católico de su comunidad. La víspera de Navidad recibe un nombre específico también: se llama Nochebuena, cuyo significado creo es evidente. El servicio religioso acostumbrado en las iglesias católicas a la medianoche se denomina Misa de Gallo o simplemente misa de medianoche y puede ser muy concurrido. En algunos lugares también hay una misa al amanecer del 25 de diciembre y es costumbre del Papa enviar un mensaje al mediodía, denominado Urbi et Orbi (para la ciudad -entiéndase Roma- y el Mundo), antes o después de oficiar una misa.
Relacionado con la fiesta navideña tenemos algunas costumbres varias. Los villancicos o canciones navideñas suelen cantarse en las iglesias, o en los hogares durante estas fiestas. Naturalmente, ahora contamos con colecciones de villancicos cantados por cantantes profesionales y disponibles en cualquier tienda, pero también es posible que en las familias algunos deseen cantarlos por sí mismos. Hay villancicos de dos variedades: unos son propios de la tradición religiosa católica (hablan del Niño, de la Virgen, de los pastores, etc.) y los otros son traducciones de cancioncillas alegres provenientes de la tradición anglosajona (hablan de Santa Claus, los renos, los muñecos de nieve, los cascabeles, etc.). Ambos tipos son ampliamente aceptados en nuestras celebraciones actuales en general, excepto quizá en el culto.
Otras costumbres muy propias de la cultura hispana y católica es la confección de los portales o nacimientos y la práctica de las posadas. Un portal o nacimiento es una representación con figuras de cerámica o (en nuestros tiempos) de plástico del momento del nacimiento de Jesucristo. Se coloca una casita que evoca el establo, con figuras de animales, ángeles y pastores, rodeando la Sagrada Familia, es decir, a José, María y Jesús recién nacido. Siendo muy común en años anteriores, hoy en día ha cedido su lugar al árbol de Navidad (el clásico pino o ciprés adornado con luces y esferas de colores), las botas decoradas y las figuras de Santa Claus (también llamado Papá Noel y San Nicolás) y duendecillos vestidos con los colores navideños (verde, rojo y dorado). En muchos hogares ambas tradiciones se combinan sin reparos: al lado del portal puedes encontrar el árbol de navidad, y junto a un Santa Claus puede estar un ángel o la figura de un pastor.
Las posadas es una tradición, muy particular en México y en algunas regiones de Centroamérica, donde los miembros de un barrio o comunidad se organizan para transportar la figura de María de casa en casa. Rememora los momentos en que José con su esposa embarazada llega a Belén y solicita posada para ellos, pues ella está a punto de parir. En la historia bíblica, José no encuentra refugio en el pueblo y debe conformarse con un pesebre, pero en la tradición actual, el tránsito se acompaña con canciones y el "posadero" o dueño de casa siempre termina por abrir la puerta a los viajeros. Normalmente cada noche se acompaña también con comida y bebida y es literalmente una fiesta.
La tradición de los regalos también está muy arraigada para estas fiestas. Dar y recibir regalos en esta temporada es muy natural y muy esperable, y se acostumbra entre amigos, colegas y familiares. Con los niños, las costumbres cambian de país a país. En gran parte del mundo hispano, los niños reciben sus regalos el 6 de enero, por ser la fiesta de la Epifanía o Reyes Magos, quienes según la tradición le llevaron regalos al Niño Dios después de su nacimiento. Sin embargo, en algunos pocos países hispanos (por ejemplo, Colombia, Costa Rica, Nicaragua, Venezuela), los niños reciben los regalos el propio 25 de diciembre, influidos por la costumbre anglosajona, y quien los entrega puede ser o bien Santa Claus o bien el propio Niño Dios (según el grado de influencia que el primero haya ejercido en contra de la tradición del segundo).
Otras celebraciones practicadas en estas fechas están más unidas al calendario religioso o particular de cada país y es agradable aprender a descubrirlas y a disfrutarlas, como por ejemplo la conmemoración de los Santos Inocentes (28 de diciembre), que es una celebración religiosa seria (por recordar a los niños que murieron por causa del legendario Rey Herodes) convertida en oportunidad para bromas (pues el objetivo es hacer que alguien crea alguna historia ridícula y sea burlado como un inocente), o el simple festejo del cambio de año, en las Fiestas de Año Nuevo (31 de diciembre), durante las cuales la gente se acompaña de amigos y familiares para esperar el cambio de año.
En general, la alegría, la convivencia familiar y el disfrute o deseo de la paz son símbolos navideños también en el mundo hispano y participar de sus fiestas es una oportunidad especial para conocer y vivir esta cultura. Disfrútenla. ¡Feliz Navidad! (en algunos lugares: ¡Felices Pascuas!).
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Wednesday, October 7, 2009
Confusión de letras
Una de las preguntas más usuales entre los hispanohablantes cuando escriben un texto es: "¿se escribe con c o con s?". Otra pregunta muy usual es: "¿se escribe con b o con v?" Y no falta la pregunta: "¿se escribe con s o con z?" Estas dudas tan comunes son acompañadas con otra pregunta angustiosa: "¿se escribe con o sin h?". Es un mar de confusión habitual entre los hispanohablantes a la hora de escribir. La mayoría de las veces la pregunta es contestada oportunamente y la vida continúa. Sin embargo, estas confusiones no son bienvenidas entre aquellos extranjeros de la lengua que están aprendiendo a escribir textos en castellano, pues de pronto encuentran que es difícil adivinar si una palabra se escribe, en efecto, con c, con s, con z, con v, con b o si lleva h al principio.
En general, hay pocas reglas para saber, a priori, cómo escribir un término. En la historia del castellano, ya desde el siglo XV, se había dispuesto que no habría diferencias fonéticas entre la v y la b. Esto significa que, al no poder escuchar una diferencia de sonido entre ambas letras, no es posible adivinar cómo escribir alguna palabra que las contenga. Igual suena valiente, valioso, vencimiento, vaca, vacío, veloz, que bello, baldosa, belicoso, bacanal, beso, o bodrio en los oídos de los hablantes nativos del español. Con pronunciar el término no adivinamos su escritura. Otro tanto ocurre con la c y la s, en particular en América Latina y algunas zonas de Andalucía. Aunque la mayor parte de España sí diferencia cesión de sesión, entre los latinoamericanos ambas palabras se pronuncian exactamente igual (con el sonido de la s). Eso significa que los latinoamericanos tienden a dudar cómo se escriben ambas palabras, pues las dos existen con significados diferentes. Como corolario, en América Latina tampoco existe diferencias entre la s y la z, por lo que vez se pronunciará como si estuviese escrito ves y corazón sonará como si fuese "corasón".
¿Cómo decidir? Se recomiendan algunas directrices. Por ejemplo, se sabe que todas las palabras terminadas en z, como vez, juez, paz, lápiz, etc. cambian su z por una c cuando se usan en plural. Por ejemplo, vez se transformará siempre en veces, juez en jueces, paz en paces, etc. Otra directriz señala que los sustantivos derivados de verbos conservan la c del verbo: decidir derivará en decisión, ceder en cesión, conceder en concesión, etc. Otras reglas, muy numerosas, señalan que la c siempre se usará en terminaciones como -cito/a, -cillo/a, en verbos terminados en -cer, -ceder, etc., en ciertas terminaciones como -ancia, -encia, en las terminaciones -cidad cuando provienen de palabras terminadas en z (feliz-felicidad, capaz- capacidad), etc. El problema con todas estas reglas es que siempre presentan numerosas excepciones, las cuales aumentan la confusión.
En el caso de la b y la v, se pueden contar hasta 22 reglas diferentes de casos en que debe escribirse con b y no v, algunas con sus excepciones implicadas. Por ejemplo, palabras con bra, bre, bri, bro, bru (cabra, cobre, cumbre, etc.) o con bla, ble, bli, blo, blu (amable, blusa, blasón, etc.) siempre se escribirán con b, sin excepciones. Igual sucede con las palabras que comienzan con ab-, ob- y sub-, las cuales no suelen presentar excepciones (absoluto, obsesión, submarino, etc.), así como las terminaciones de los verbos del imperfecto (-aba, -iba, etc.) en todas las personas. Aparte de estos casos, el resto de situaciones en que la b debe escribirse en vez de la v se debe a sus raíces históricas. Por ejemplo, el prefijo bi- significa "dos". Si quieres añadirlo para dar un significado "doble", siempre usarás la b, como es lógico (bimestre, bipolar, bicentenario, etc.). El problema, en estos casos, es que es preciso saber cuáles serían los significados de multitud de prefijos y sufijos, por sus orígenes, para decidir si escribirás con b o con v. La v misma tiene su propia lista de reglas a considerar: se escriben con v los comienzos con vice- o vill- (con excepciones), en las terminaciones con -ívoro/a o -viro/a, después de ad-, cla-, di-, con- y otras, etc. La lista es larga.
En las clases tradicionales de ortografía se suele enseñar las listas de reglas para que los estudiantes las aprendan de memoria. En mi humilde opinión, dicho sistema no es práctico. Los estudiantes aprenden las reglas, las aplican en sus primeros ejercicios, pero luego, como suele suceder cuando aprendes listas sin contexto, las olvidan y vuelven a cometer los mismos errores. Y esto sucede no sólo con los estudiantes de español como lengua extranjera, sino con todos los hispanohablantes en general.
¿Cuál sería entonces la mejor manera de aprender a escribir sin cometer faltas ortográficas? Pienso que la práctica constante es siempre la mejor solución. Primero: leer. Mediante la lectura constante de buenos textos castellanos las palabras se asientan en tu memoria sin necesidad de memorizaciones vacías. Con el tiempo, no tendrás que preguntar cómo se escribe esta o aquélla palabra. Ya sabrás cómo, pues las has leído muchas veces. Y si además de leer de forma regular también practicas tu escritura, con mayor facilidad aprenderás las diferencias entre todas esas letras confusas y no necesitarás recitar de memoria las reglas que las ordenan.
(Por supuesto, en caso de duda, siempre está nuestro amigo el diccionario).
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En general, hay pocas reglas para saber, a priori, cómo escribir un término. En la historia del castellano, ya desde el siglo XV, se había dispuesto que no habría diferencias fonéticas entre la v y la b. Esto significa que, al no poder escuchar una diferencia de sonido entre ambas letras, no es posible adivinar cómo escribir alguna palabra que las contenga. Igual suena valiente, valioso, vencimiento, vaca, vacío, veloz, que bello, baldosa, belicoso, bacanal, beso, o bodrio en los oídos de los hablantes nativos del español. Con pronunciar el término no adivinamos su escritura. Otro tanto ocurre con la c y la s, en particular en América Latina y algunas zonas de Andalucía. Aunque la mayor parte de España sí diferencia cesión de sesión, entre los latinoamericanos ambas palabras se pronuncian exactamente igual (con el sonido de la s). Eso significa que los latinoamericanos tienden a dudar cómo se escriben ambas palabras, pues las dos existen con significados diferentes. Como corolario, en América Latina tampoco existe diferencias entre la s y la z, por lo que vez se pronunciará como si estuviese escrito ves y corazón sonará como si fuese "corasón".
¿Cómo decidir? Se recomiendan algunas directrices. Por ejemplo, se sabe que todas las palabras terminadas en z, como vez, juez, paz, lápiz, etc. cambian su z por una c cuando se usan en plural. Por ejemplo, vez se transformará siempre en veces, juez en jueces, paz en paces, etc. Otra directriz señala que los sustantivos derivados de verbos conservan la c del verbo: decidir derivará en decisión, ceder en cesión, conceder en concesión, etc. Otras reglas, muy numerosas, señalan que la c siempre se usará en terminaciones como -cito/a, -cillo/a, en verbos terminados en -cer, -ceder, etc., en ciertas terminaciones como -ancia, -encia, en las terminaciones -cidad cuando provienen de palabras terminadas en z (feliz-felicidad, capaz- capacidad), etc. El problema con todas estas reglas es que siempre presentan numerosas excepciones, las cuales aumentan la confusión.
En el caso de la b y la v, se pueden contar hasta 22 reglas diferentes de casos en que debe escribirse con b y no v, algunas con sus excepciones implicadas. Por ejemplo, palabras con bra, bre, bri, bro, bru (cabra, cobre, cumbre, etc.) o con bla, ble, bli, blo, blu (amable, blusa, blasón, etc.) siempre se escribirán con b, sin excepciones. Igual sucede con las palabras que comienzan con ab-, ob- y sub-, las cuales no suelen presentar excepciones (absoluto, obsesión, submarino, etc.), así como las terminaciones de los verbos del imperfecto (-aba, -iba, etc.) en todas las personas. Aparte de estos casos, el resto de situaciones en que la b debe escribirse en vez de la v se debe a sus raíces históricas. Por ejemplo, el prefijo bi- significa "dos". Si quieres añadirlo para dar un significado "doble", siempre usarás la b, como es lógico (bimestre, bipolar, bicentenario, etc.). El problema, en estos casos, es que es preciso saber cuáles serían los significados de multitud de prefijos y sufijos, por sus orígenes, para decidir si escribirás con b o con v. La v misma tiene su propia lista de reglas a considerar: se escriben con v los comienzos con vice- o vill- (con excepciones), en las terminaciones con -ívoro/a o -viro/a, después de ad-, cla-, di-, con- y otras, etc. La lista es larga.
En las clases tradicionales de ortografía se suele enseñar las listas de reglas para que los estudiantes las aprendan de memoria. En mi humilde opinión, dicho sistema no es práctico. Los estudiantes aprenden las reglas, las aplican en sus primeros ejercicios, pero luego, como suele suceder cuando aprendes listas sin contexto, las olvidan y vuelven a cometer los mismos errores. Y esto sucede no sólo con los estudiantes de español como lengua extranjera, sino con todos los hispanohablantes en general.
¿Cuál sería entonces la mejor manera de aprender a escribir sin cometer faltas ortográficas? Pienso que la práctica constante es siempre la mejor solución. Primero: leer. Mediante la lectura constante de buenos textos castellanos las palabras se asientan en tu memoria sin necesidad de memorizaciones vacías. Con el tiempo, no tendrás que preguntar cómo se escribe esta o aquélla palabra. Ya sabrás cómo, pues las has leído muchas veces. Y si además de leer de forma regular también practicas tu escritura, con mayor facilidad aprenderás las diferencias entre todas esas letras confusas y no necesitarás recitar de memoria las reglas que las ordenan.
(Por supuesto, en caso de duda, siempre está nuestro amigo el diccionario).
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Wednesday, August 19, 2009
¿Aprendiendo dos idiomas al mismo tiempo?
No es extraño. Muchas veces deseamos -o necesitamos- emprender la difícil tarea de estudiar más de un idioma extranjero, y en algunas ocasiones la oportunidad se presenta al mismo tiempo. Algunos estudiantes han podido cumplir sus metas, pero otros se sienten perdidos e incluso, frustrados. Yo misma he sentido alguna vez la confusión que produce el doble estudio de idiomas, pero no creo que sea tarea imposible, si tomamos en cuenta algunos factores.
Primero: ¿cuáles son esos idiomas? Hablando de estudiar español como lengua extranjera, pensaremos que no puede ser igual estudiar al mismo tiempo un idioma muy parecido al español que otro que no se le parece. Pensemos en el español mismo. Es una lengua romance europea. ¿Existen otras lenguas romances europeas en la actualidad que son estudiadas con igual entusiasmo o interés? Sí, claro. Tenemos el francés, el italiano y el portugués, en primer lugar. Otras lenguas romances como el rumano no suelen ser tan populares, pero es una lengua viva y es posible que alguien desee estudiar rumano al mismo tiempo que estudia español. ¿Qué sucede si alguien comienza a estudiar español y al mismo tiempo está estudiando portugués o italiano? ¿No debería ser muy sencillo? Después de todo, comparten el mismo tipo de vocabulario, gramáticas parecidas, incluso suenan similares.
El caso es que la extraordinaria similitud entre el portugués y el italiano con respecto al español convierte el estudio simultáneo en una tarea muy confusa. Cuando crees estar hablando en portugués, usas el español. Cuando crees estar escribiendo el español, puedes estar escribiendo el italiano. Es una experiencia realmente muy extraña. Y bien pensado, lógica. Tu mente no tiene aún la capacidad para diferenciar con eficacia entre un avril portugués y un abril español, o entre un cantare italiano y un cantar español. En cambio, una vez que hayas aprendido una de las dos lenguas, esa similitud te facilitará la otra. Es decir, cuando se trata de lenguas tan parecidas, no es recomendable estudiarlas al mismo tiempo, sino en forma sucesiva. Primero el español, luego el italiano o el portugués. O viceversa. De esa manera, podrás aprovechar la ventaja de la similitud y no te causará confusión. (El caso del francés es diferente, pues es la lengua romance que más se separa del español por su sistema fonético y por muchas de sus reglas de escritura).
De lo anterior, deducimos que estudiar una lengua muy diferente al español será tarea más fácil. Y sí, suele ser así. Si estás estudiando español y al mismo tiempo tienes que estudiar alemán, la confusión no suele presentarse como en el caso de los idiomas parecidos. Tu mente puede diferenciar sin mayor problema ambos idiomas, que son realmente muy diferentes entre sí, tanto desde el punto de vista de la gramática como del vocabulario.
Otro factor que se debe tomar en cuenta es la intensidad del estudio. Si estás estudiando español de manera semi-intensiva, puedes asumir el estudio semi-intensivo de otra lengua (diferente) sin que represente un cansancio excesivo. Unas horas semanales dedicadas al español no agotarán tu mente, que podrá dedicar unas horas semanales a otro idioma. Incluso es posible que te sientas más activo y rápido. Pero si estás inmerso en un idioma muchas horas a la semana, el balance cambia. Si estás en un país de habla hispana, por ejemplo, viviendo con una familia hispanohablante o si estás llevando un curso intensivo de muchas horas semanales de español, y luego intentas estudiar otro idioma -aunque sea diferente-, corres el riesgo de agotarte. Y tu mente agotada no podrá aprender ni una palabra más en ninguno de los dos.
Finalmente, la dificultad. ¿Es fácil o es difícil para ti aprender un idioma extranjero? Es natural que haya personas para quienes el estudio de una lengua sea cosa sencilla, mientras que para otros es una tarea de mucho cuidado. Si un estudiante piensa -y sabe- que estudiar una segunda lengua al mismo tiempo le representará una fuente de tensiones y dificultades, creo que lo recomendable es que desista de dicha idea. Por el contrario, si ha asumido el estudio de una de las lenguas con tranquilidad y razonable facilidad, estudiar otra no tendría por qué ser un problema. Lo más importante, pienso, es que el estudio sea provechoso y, sí, también, divertido.
Dicho esto, ¡buena suerte!
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Primero: ¿cuáles son esos idiomas? Hablando de estudiar español como lengua extranjera, pensaremos que no puede ser igual estudiar al mismo tiempo un idioma muy parecido al español que otro que no se le parece. Pensemos en el español mismo. Es una lengua romance europea. ¿Existen otras lenguas romances europeas en la actualidad que son estudiadas con igual entusiasmo o interés? Sí, claro. Tenemos el francés, el italiano y el portugués, en primer lugar. Otras lenguas romances como el rumano no suelen ser tan populares, pero es una lengua viva y es posible que alguien desee estudiar rumano al mismo tiempo que estudia español. ¿Qué sucede si alguien comienza a estudiar español y al mismo tiempo está estudiando portugués o italiano? ¿No debería ser muy sencillo? Después de todo, comparten el mismo tipo de vocabulario, gramáticas parecidas, incluso suenan similares.
El caso es que la extraordinaria similitud entre el portugués y el italiano con respecto al español convierte el estudio simultáneo en una tarea muy confusa. Cuando crees estar hablando en portugués, usas el español. Cuando crees estar escribiendo el español, puedes estar escribiendo el italiano. Es una experiencia realmente muy extraña. Y bien pensado, lógica. Tu mente no tiene aún la capacidad para diferenciar con eficacia entre un avril portugués y un abril español, o entre un cantare italiano y un cantar español. En cambio, una vez que hayas aprendido una de las dos lenguas, esa similitud te facilitará la otra. Es decir, cuando se trata de lenguas tan parecidas, no es recomendable estudiarlas al mismo tiempo, sino en forma sucesiva. Primero el español, luego el italiano o el portugués. O viceversa. De esa manera, podrás aprovechar la ventaja de la similitud y no te causará confusión. (El caso del francés es diferente, pues es la lengua romance que más se separa del español por su sistema fonético y por muchas de sus reglas de escritura).
De lo anterior, deducimos que estudiar una lengua muy diferente al español será tarea más fácil. Y sí, suele ser así. Si estás estudiando español y al mismo tiempo tienes que estudiar alemán, la confusión no suele presentarse como en el caso de los idiomas parecidos. Tu mente puede diferenciar sin mayor problema ambos idiomas, que son realmente muy diferentes entre sí, tanto desde el punto de vista de la gramática como del vocabulario.
Otro factor que se debe tomar en cuenta es la intensidad del estudio. Si estás estudiando español de manera semi-intensiva, puedes asumir el estudio semi-intensivo de otra lengua (diferente) sin que represente un cansancio excesivo. Unas horas semanales dedicadas al español no agotarán tu mente, que podrá dedicar unas horas semanales a otro idioma. Incluso es posible que te sientas más activo y rápido. Pero si estás inmerso en un idioma muchas horas a la semana, el balance cambia. Si estás en un país de habla hispana, por ejemplo, viviendo con una familia hispanohablante o si estás llevando un curso intensivo de muchas horas semanales de español, y luego intentas estudiar otro idioma -aunque sea diferente-, corres el riesgo de agotarte. Y tu mente agotada no podrá aprender ni una palabra más en ninguno de los dos.
Finalmente, la dificultad. ¿Es fácil o es difícil para ti aprender un idioma extranjero? Es natural que haya personas para quienes el estudio de una lengua sea cosa sencilla, mientras que para otros es una tarea de mucho cuidado. Si un estudiante piensa -y sabe- que estudiar una segunda lengua al mismo tiempo le representará una fuente de tensiones y dificultades, creo que lo recomendable es que desista de dicha idea. Por el contrario, si ha asumido el estudio de una de las lenguas con tranquilidad y razonable facilidad, estudiar otra no tendría por qué ser un problema. Lo más importante, pienso, es que el estudio sea provechoso y, sí, también, divertido.
Dicho esto, ¡buena suerte!
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Monday, July 27, 2009
El problemático "haber"
En español, pocas palabras serán más usuales y necesarias que el verbo haber. Lo usamos tanto y nos es tan familiar a los hispanohablantes, que es también uno de los verbos peor comprendidos. No son pocos los nativos del español que equivocan su conjugación correcta y utilizan mal o escriben mal este verbo tan importante, posiblemente porque no se detienen a pensar mucho en él. Y a veces, transmitimos estos malos hábitos a los estudiantes del idioma.
Haber puede ser usado como verbo simple o puede actuar en un verbo compuesto. Cuando actúa como verbo simple posee un significado general de existir (hay muchos niños en el mundo, había una sensación general de tristeza en la habitación, mañana habrá fiestas en todo el país). Es impersonal, lo que significa que sólo posee una forma de conjugación posible para cada tiempo verbal: en el presente es hay, en el pasado es hubo o había, en el futuro es habrá, etc. No se debe acompañar un verbo impersonal con las personas gramaticales: no diremos yo he ni tú hubiste o algo parecido si estamos usando este verbo en su forma simple. Diremos hay un hombre en la habitación, había mucha gente en el cine, habrá problemas mañana, etc. Suele estar ligado a un tiempo y a un espacio concretos (en la habitación, en el cine, mañana) aunque también lo usamos en abstracto: Hay un vacío en mi corazón, ¿habrá paz al fin?, etc.
En el caso de actuar como verbo compuesto, haber es un auxiliar que se une al participio pasado de otro verbo (-ado, -ido) y tendrá todas las conjugaciones personales necesarias: yo he caminado, tú habías estudiado, ellos habrán dormido, nosotros habíamos estado allí, ustedes han trabajado mucho, etc.
¿Cuándo y dónde se presentan los problemas? En realidad, cuando haber funciona como auxiliar, casi nadie tiene problemas con él. Se conjuga adecuadamente y se usa sin complicaciones. Los problemas comienzan, para hispanohablantes y para extranjeros de la lengua, cuando el verbo haber funciona como verbo impersonal simple, por la sencilla razón de que lo personalizamos. Esta clase de errores es tan general que muchas veces se hacen bromas con ellos, y se les encuentra en todo el mundo hispano, desde España hasta Latinoamérica, de norte a sur, de este a oeste.
Escuchemos sólo algunos ejemplos: "En esta habitación, habemos cinco personas", "Habían tantos estudiantes que no cabían", "Apenas comenzaron las protestas, hubieron problemas". "Han habido tantas llamadas que no puedo contestar". En todas las oraciones anteriores, se cometió el mismo error: haber fue personalizado. Es una tendencia general, pero incorrecta, y a veces inconsciente. ¿Por qué, me preguntarán, si se comete este error con tanta frecuencia, no se decide personalizar el verbo haber? Podríamos pensar que la Real Academia Española decidiera un día "tornar" el verbo haber en un verbo personal y nos evitaríamos todas esas complicaciones.
Supongo que podría ocurrir (¡ocurren tantas rarezas en este mundo!), pero lo veo improbable. La razón está en que el verbo haber es impersonal porque así nació y así se necesita. Es preciso formar frases de nivel impersonal y este verbo las cumple con toda lógica. Personalizar una situación que es de naturaleza impersonal es una decisión que va contra la lógica. Y sería mucho más complicado explicar por qué podemos personalizarlo que simplemente recordar unas reglas sencillas.
Hay cinco personas, había muchos estudiantes, hubo problemas, ha habido muchas llamadas... Sólo recordemos que el verbo haber se resuelve con una sola forma, sin importar cuántos sustantivos vienen detrás de él, y el asunto estará resuelto. No incurriremos en el error ni tendremos que forzar las reglas de la lógica gramatical para subsanarlo. :)
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Haber puede ser usado como verbo simple o puede actuar en un verbo compuesto. Cuando actúa como verbo simple posee un significado general de existir (hay muchos niños en el mundo, había una sensación general de tristeza en la habitación, mañana habrá fiestas en todo el país). Es impersonal, lo que significa que sólo posee una forma de conjugación posible para cada tiempo verbal: en el presente es hay, en el pasado es hubo o había, en el futuro es habrá, etc. No se debe acompañar un verbo impersonal con las personas gramaticales: no diremos yo he ni tú hubiste o algo parecido si estamos usando este verbo en su forma simple. Diremos hay un hombre en la habitación, había mucha gente en el cine, habrá problemas mañana, etc. Suele estar ligado a un tiempo y a un espacio concretos (en la habitación, en el cine, mañana) aunque también lo usamos en abstracto: Hay un vacío en mi corazón, ¿habrá paz al fin?, etc.
En el caso de actuar como verbo compuesto, haber es un auxiliar que se une al participio pasado de otro verbo (-ado, -ido) y tendrá todas las conjugaciones personales necesarias: yo he caminado, tú habías estudiado, ellos habrán dormido, nosotros habíamos estado allí, ustedes han trabajado mucho, etc.
¿Cuándo y dónde se presentan los problemas? En realidad, cuando haber funciona como auxiliar, casi nadie tiene problemas con él. Se conjuga adecuadamente y se usa sin complicaciones. Los problemas comienzan, para hispanohablantes y para extranjeros de la lengua, cuando el verbo haber funciona como verbo impersonal simple, por la sencilla razón de que lo personalizamos. Esta clase de errores es tan general que muchas veces se hacen bromas con ellos, y se les encuentra en todo el mundo hispano, desde España hasta Latinoamérica, de norte a sur, de este a oeste.
Escuchemos sólo algunos ejemplos: "En esta habitación, habemos cinco personas", "Habían tantos estudiantes que no cabían", "Apenas comenzaron las protestas, hubieron problemas". "Han habido tantas llamadas que no puedo contestar". En todas las oraciones anteriores, se cometió el mismo error: haber fue personalizado. Es una tendencia general, pero incorrecta, y a veces inconsciente. ¿Por qué, me preguntarán, si se comete este error con tanta frecuencia, no se decide personalizar el verbo haber? Podríamos pensar que la Real Academia Española decidiera un día "tornar" el verbo haber en un verbo personal y nos evitaríamos todas esas complicaciones.
Supongo que podría ocurrir (¡ocurren tantas rarezas en este mundo!), pero lo veo improbable. La razón está en que el verbo haber es impersonal porque así nació y así se necesita. Es preciso formar frases de nivel impersonal y este verbo las cumple con toda lógica. Personalizar una situación que es de naturaleza impersonal es una decisión que va contra la lógica. Y sería mucho más complicado explicar por qué podemos personalizarlo que simplemente recordar unas reglas sencillas.
Hay cinco personas, había muchos estudiantes, hubo problemas, ha habido muchas llamadas... Sólo recordemos que el verbo haber se resuelve con una sola forma, sin importar cuántos sustantivos vienen detrás de él, y el asunto estará resuelto. No incurriremos en el error ni tendremos que forzar las reglas de la lógica gramatical para subsanarlo. :)
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Monday, July 13, 2009
Ustedes... y vosotros
Culminamos nuestra mirada sobre las variantes españolas de las segundas personas (o interlocutores) con el plural. En muchos idiomas existe una sola palabra para que alguien pueda dirigirse a dos o más personas. En español contamos con dos palabras distintas: una es ustedes y la otra es vosotros.
En tiempos medievales, el latín nos había dejado dos pronombres personales para tratar a una segunda persona: el tú para el singular y el vos para el plural. Sin embargo, como las lenguas no se quedan quietas y cambian con el tiempo, el tú y el vos evolucionaron hasta quedar, los dos, como muestras de segunda persona singular. El plural comenzó a formarse con un vos y un otros. De esta manera, en aquellos tiempos, la gente comenzó a decir vos para referirse a un interlocutor (formal) y vos otros para referirse a dos o más interlocutores (formal o informal). El vos otros derivó con el tiempo en el moderno vosotros. Este vosotros se utilizó con las conjugaciones verbales en -áis, -éis e -ís, el imperativo en -ad, -ed e -id y sostuvo sus otros pronombres, como el os. Por ejemplo: ¿Qué queréis vosotros? Juan, Pedro, venid conmigo. Hola, chicos, ¡os invito a comer helados y pastel! Y así permaneció hasta el presente.
Pero vosotros no quedaría solo en el panorama de la segunda persona del plural. Recordemos que Vuestra Merced evolucionó hacia el usted, cuya principal característica es su connotación formal y respetuosa. Era lógico pensar que así como existía un Vuestra Merced también surgiría un Vuestras Mercedes, como en efecto ocurrió. Este Vuestras Mercedes era un forma de tratamiento formal y respetuosa que utilizaba la conjugación verbal de la tercera persona plural (Vuestras Mercedes gozarán de las mejores habitaciones) y que iba dirigido a altos dignatarios y miembros de la nobleza. Tal como sucedió con su contraparte singular, Vuestras Mercedes también varió con el tiempo y originó el ustedes que existe hoy en día. Ustedes, aunque es una segunda persona plural, también utiliza la conjugación verbal de la tercera persona plural y los pronombres directos/indirectos correspondientes. Así tenemos ejemplos como Vengan ustedes, por favor Damas y caballeros, tomen asiento ¿Desean ustedes que les traiga el menú? Gracias por su amabilidad, estimados señores. Se ha observado en algunos lugares de España (e incluso en ciertas zonas de Chile) que a veces el ustedes se conjuga con las formas verbales del vosotros (Ustedes habláis), pero esta modalidad no es considerada correcta ni es habitual.
¿Qué sucede hoy en día con esta doble existencia de segundas personas plurales? Una alegre convivencia. En España coexisten de la misma manera en que coexisten el tú y el usted. Esto es: vosotros se reserva para el trato informal o familiar (Niños, ¿queréis unos dulces?) y el ustedes se utiliza para el trato formal, mucho menos frecuente ahora en dicho país (Señores, ¿pueden notar...?). La excepción la encontramos en Andalucía y Canarias, donde vosotros ha desaparecido paulatinamente y ustedes se usa tanto para el trato formal como el informal.
En cuanto a Latinoamérica, vosotros no existe en la lengua cotidiana ni en la escrita. Ustedes prevalece en todos sentidos, formal e informal, desde México hasta la Patagonia (Niños, ¿quieren unos dulces? Señoras y señoras, pueden sentarse). El vosotros sólo se usa en situaciones ritualizadas (como la misa católica) o en términos de broma (para fingir situaciones muy retóricas o arcaicas). Sin embargo, los latinoamericanos comprenden muy bien el vosotros, lo aprenden en sus lecciones de castellano cuando son niños, lo reconocen sin esfuerzo en los libros escritos y/o editados por españoles y también lo reconocen sin ningún esfuerzo en los programas televisados desde España.
Así que, es fácilmente deducible que estudiar y comprender ambas formas es lo ideal para cualquier estudiante del español y hasta para cualquier hablante nativo. En mi caso, pongo este tema a su (vuestra) disposición. ¡Saludos!
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En tiempos medievales, el latín nos había dejado dos pronombres personales para tratar a una segunda persona: el tú para el singular y el vos para el plural. Sin embargo, como las lenguas no se quedan quietas y cambian con el tiempo, el tú y el vos evolucionaron hasta quedar, los dos, como muestras de segunda persona singular. El plural comenzó a formarse con un vos y un otros. De esta manera, en aquellos tiempos, la gente comenzó a decir vos para referirse a un interlocutor (formal) y vos otros para referirse a dos o más interlocutores (formal o informal). El vos otros derivó con el tiempo en el moderno vosotros. Este vosotros se utilizó con las conjugaciones verbales en -áis, -éis e -ís, el imperativo en -ad, -ed e -id y sostuvo sus otros pronombres, como el os. Por ejemplo: ¿Qué queréis vosotros? Juan, Pedro, venid conmigo. Hola, chicos, ¡os invito a comer helados y pastel! Y así permaneció hasta el presente.
Pero vosotros no quedaría solo en el panorama de la segunda persona del plural. Recordemos que Vuestra Merced evolucionó hacia el usted, cuya principal característica es su connotación formal y respetuosa. Era lógico pensar que así como existía un Vuestra Merced también surgiría un Vuestras Mercedes, como en efecto ocurrió. Este Vuestras Mercedes era un forma de tratamiento formal y respetuosa que utilizaba la conjugación verbal de la tercera persona plural (Vuestras Mercedes gozarán de las mejores habitaciones) y que iba dirigido a altos dignatarios y miembros de la nobleza. Tal como sucedió con su contraparte singular, Vuestras Mercedes también varió con el tiempo y originó el ustedes que existe hoy en día. Ustedes, aunque es una segunda persona plural, también utiliza la conjugación verbal de la tercera persona plural y los pronombres directos/indirectos correspondientes. Así tenemos ejemplos como Vengan ustedes, por favor Damas y caballeros, tomen asiento ¿Desean ustedes que les traiga el menú? Gracias por su amabilidad, estimados señores. Se ha observado en algunos lugares de España (e incluso en ciertas zonas de Chile) que a veces el ustedes se conjuga con las formas verbales del vosotros (Ustedes habláis), pero esta modalidad no es considerada correcta ni es habitual.
¿Qué sucede hoy en día con esta doble existencia de segundas personas plurales? Una alegre convivencia. En España coexisten de la misma manera en que coexisten el tú y el usted. Esto es: vosotros se reserva para el trato informal o familiar (Niños, ¿queréis unos dulces?) y el ustedes se utiliza para el trato formal, mucho menos frecuente ahora en dicho país (Señores, ¿pueden notar...?). La excepción la encontramos en Andalucía y Canarias, donde vosotros ha desaparecido paulatinamente y ustedes se usa tanto para el trato formal como el informal.
En cuanto a Latinoamérica, vosotros no existe en la lengua cotidiana ni en la escrita. Ustedes prevalece en todos sentidos, formal e informal, desde México hasta la Patagonia (Niños, ¿quieren unos dulces? Señoras y señoras, pueden sentarse). El vosotros sólo se usa en situaciones ritualizadas (como la misa católica) o en términos de broma (para fingir situaciones muy retóricas o arcaicas). Sin embargo, los latinoamericanos comprenden muy bien el vosotros, lo aprenden en sus lecciones de castellano cuando son niños, lo reconocen sin esfuerzo en los libros escritos y/o editados por españoles y también lo reconocen sin ningún esfuerzo en los programas televisados desde España.
Así que, es fácilmente deducible que estudiar y comprender ambas formas es lo ideal para cualquier estudiante del español y hasta para cualquier hablante nativo. En mi caso, pongo este tema a su (vuestra) disposición. ¡Saludos!
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